Historia de un "chorreo"

A las 8 en punto de la tarde del 2 de mayo de 2009, me encontraba a escasas 4 filas del final del Coliseo Blanco. No me pregunten cómo acabé allí, yo soy más de disfrutar estos partidos en el sofá de casa en pijama y pertrechado de unas palomitas de microondas, de un sprite y de una pizza congelada en el descanso; sin embargo estaba allí, cambiando el sofá por el cuarto anfiteatro del Bernabeu, las palomitas por pipas, el sprite por una botella de agua sin tapón, la pizza congelada por un bocata traído de casa y el pijama por una vetusta bufanda madridista sacada del baúl de los recuerdos, a la que hubo que quitarle el polvo.

Allí me encontraba pensando que iba a ser uno de los 80.000 afortunados que iban a presenciar en directo la culminación de la utópica remontada blanca hacia la liga; una remontada que justo comenzó con este mismo partido pero en el Camp Nou, cuando el Madrid aguantó al todopoderoso Barça saliendo indemne de un más que presumible chorreo, con un resultado discreto de 2- 0 a favor de los azulgranas que dio alas a los blancos en la segunda vuelta, para ir recortando puntos al Barça, dejando en 4 puntos los 12 de ventaja con los que terminó el partido de la primera vuelta.



La empresa era difícil pero ni mucho menos imposible, más aún cuando Higuaín adelantó a los blancos pasados 14 minutos del comienzo. En ese momento debió acabar el partido, debieron haber juntado líneas y coser a patadas a los blaugranas al más puro estilo muchachesco en las pachangas en el Forum de Adelfas. Pero no fue así y la zaga blanca empezó a encadenar errores y el Barcelona empezó a jugar como lleva haciendo toda la temporada endosándonos una goleada de escándalo, fue un sonrojante 2-6, pero a nadie le hubiera extrañado si nos hubieran caído 8,9 ó 10 goles.

Los 80.000 espectadores que íbamos a ver la culminación de la remontada blanca nos quedamos con cara de portero goleao (nunca mejor dicho), viendo la caída libre del Real Madrid, el fin de una de las épocas más lamentables a nivel institucional del club de Chamartín, y aplaudiendo y envidiando el fútbol maravilloso de los culés que acababan de chorrear con todas las letras al mejor equipo del siglo XX.