La Honestidad no es una virtud, es una obligación

viernes, noviembre 28, 2008

Mi regalo: "La Isla de los Sentimientos"


Lo prometido es deuda, ayer les prometí un regalo y aquí se lo dejo. Es un precioso cuento escrito por Jorge Bucay que quiero compartir con ustedes, vale la pena perder un ratito en leerlo, puede ser de ayuda. Además hoy 28 de noviembre es un buen día para publicarlo, en recuerdo de su hermano menor.
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Hubo una vez, una isla donde habitaban todas las emociones y todos los sentimientos humanos que existen. Convivían por supuesto, el temor, la sabiduría, el amor, la angustia, la envidia, el odio... Todos estaban allí. A pesar de los roces naturales de la convivencia, la vida era sumamente tranquila e incluso previsible. A veces la Rutina hacía que el Aburrimiento se quedara dormido o el Impulso armaba algún escándalo, pero muchas veces la Constancia lograba aquietar el Descontento.
Un día, inesperadamente para todos los habitantes de la isla, el Conocimiento convocó una reunión. Cuando la Distracción se dio por enterada y la Pereza llegó al lugar de encuentro, todos estuvieron presentes. Entonces el Conocimiento dijo:- Tengo una mala noticia que darles, la isla se hunde. Todas las emociones que vivían en la isla dijeron:-¡No, cómo puede ser! ¡Si nosotros vivimos aquí desde siempre! El Conocimiento repitió:- La isla se hunde. -¡Pero no puede ser! ¡Quizá estás equivocado! – el Conocimiento casi nunca se equivoca – dijo la Conciencia dándose cuenta de la verdad-. Si él dice que se hunde, debe ser porque se hunde. -¿Pero que vamos hacer ahora?- Se preguntaron los demás. Entonces el Conocimiento contestó: -Por supuesto, cada uno puede hacer lo que quiera, pero yo les sugiero que busquen la manera de dejar la isla... Construyan un barco, un bote, una balsa o algo que les permita irse, porque el que permanezca en la isla desaparecerá con ella. -¿No podrías ayudarnos? – Preguntaron todos, porque confiaban en su capacidad. – No- dijo el Conocimiento-, la Previsión y yo hemos construido un avión y en cuanto termine de decirles esto volaremos hasta la isla mas cercana.
Las emociones dijeron:- ¡No! ¡Pero, no! ¿Qué será de nosotras? Dicho esto, el Conocimiento se subió al avión con su socia y llevando de polizón al Miedo, que como no es tonto ya se había escondido en el motor, dejaron la isla. Todas las emociones, en efecto, se dedicaron a construir un bote, un barco, en velero...Todas...salvo el Amor.
Porque el Amor estaba tan relacionado con cada cosa de la isla que dijo:- Dejar esta isla...después de todo lo que viví aquí...¿Cómo podría yo dejar este arbolito, por ejemplo? Ahh...compartimos tantas cosas...
Y mientras las emociones se dedicaban a fabricar el medio para irse, el Amor se subió a cada árbol, olió cada rosa, se fue hasta la playa y se revolcó en la arena como solía hacerlo en otros tiempos. Tocó cada piedra...y acarició cada rama...Al llegar a la playa, exactamente desde donde el sol salía, su lugar favorito, quiso pensar con esa ingenuidad que tiene el amor.
-Quizá la isla se hunda por un ratito...y después resurja...¿Por qué no?- Y se quedo días y días midiendo la altura de la marea para revisar si el proceso de hundimiento no era reversible...
La isla se hundía cada vez mas...sin embargo el Amor no podía pensar en construir, porque estaba tan dolorido que solo era capaz de llorar y gemir por lo que perdería. Se le ocurrió entonces que la isla era muy grande y que aun cuando se hundiera un poco, siempre él podría refugiarse en la zona mas alta...cualquier cosa era mejor que tener que irse. Una pequeña renuncia nunca había sido un problema para él. Así que, una vez mas, tocó las piedrecitas de la orilla...y se arrastró por la arena...y otra vez se mojó los pies en la pequeña playa que antes fue enorme...
Luego, sin darse demasiado cuenta de su renuncia, caminó hacia la parte norte de la isla, que si bien no era la que mas le gustaba, era la mas elevada...
Y la isla se hundía cada día un poco más...y el Amor se refugiaba cada día en un espacio más pequeño...- después de tantas cosas que pasamos juntos- le reprochó a la isla.
Hasta que, finalmente sólo quedó una minúscula porción de suelo firme, el resto había sido tapado completamente por el agua. Justo en ese momento el Amor se dio cuenta de que la isla se estaba hundiendo de verdad. Comprendió que, si no dejaba la isla, el amor desaparecería para siempre de la faz de la tierra...
Caminando entre senderos anegados y saltando enormes charcos de agua, el Amor se dirigió a la bahía.
Ya no había posibilidad de construirse una salida como la de todos, había perdido demasiado tiempo en negar lo que perdía y en llorar lo que desaparecía poco a poco ante sus ojos.
Desde allí podría ver pasar a sus compañeros en las embarcaciones. Tenía la esperanza de explicar su situación y de que alguno de sus compañeros le comprendiera y le llevara.
Observando el mar, vio venir el barco de la riqueza y le hizo señas. La Riqueza se acercó un poquito a la bahía. –Riqueza, tu que tienes un barco tan grande, ¿no me llevarías hasta la isla vecina? Yo sufrí tanto la desaparición de esta isla que no pude fabricarme un bote...y la Riqueza le contesto:- estoy tan cargada de dinero, de joyas y de piedras preciosas, que no tengo lugar para ti, lo siento...-y siguió su camino sin mirar atrás.
El Amor siguió observando, y vio venir a la Vanidad en un barco hermoso, lleno de adornos y florecitas de todos los colores. Llamaba muchísimo la atención. El Amor se estiró un poco y gritó:- ¡Vanidad...Vanidad...llévame contigo! La Vanidad miró al Amor y le dijo:- me encantaría llevarte, pero...¡Tienes un aspecto!¡Estás tan desagradable! tan sucio y tan desaliñado, perdón pero creo que afearías mi barco- y se fue.
Y así el Amor pidió ayuda a cada una de las embarcaciones. A la Constancia, a la Sensualidad, a los Celos, a la Indignación y hasta al Odio. Y cuando pensó que ya nadie más pasaría, vio acercarse un barco muy pequeño, el último, el de la Tristeza.
Tristeza, hermana- le dijo- tu que me conoces tanto, tú no me abandonarás aquí, eres tan sensible como yo..¿Me llevarás contigo?
Y la Tristeza le contestó: - Yo te llevaría, te lo aseguro, pero estoy taaaaan triste...que prefiero estar sola- y sin decir más, se alejó.
Y el Amor, pobrecito, se dio cuenta de que por haberse quedado ligado a esas cosas que tanto amaba, él y la isla iban a hundirse en el mar hasta desaparecer. Entonces se sentó en el último pedacito que quedaba de su isla a esperar el final...
De pronto el Amor escuchó que alguien chistaba:- chst, chst, chst...
Era un desconocido viejito que le hacía señales desde un bote de remos. El Amor se sorprendió:- ¿A mi?- preguntó, llevándose una mano al pecho. –Si,si- dijo el viejito-, a ti. Ven conmigo, súbete a mi bote y rema conmigo, yo te salvo. El Amor le miró y quiso darle explicaciones:- Lo que pasó fue que yo me quedé...- Entiendo- dijo el viejito sin dejarle terminar la frase-, sube.
El Amor subió al bote y juntos empezaron a remar para alejarse de la isla. No pasó mucho tiempo antes de ver como el último centímetro que quedaba a flote terminó de hundirse y la isla desaparecía para siempre.
Nunca volverá a existir una isla como esta – murmuró el Amor, quizá esperando que el viejito le contradijera y le diera alguna esperanza. – No- dijo el viejo, como esta, nunca.
Cuando llegaron a la isla vecina, el Amor comprendió que seguía vivo. Se dio cuenta de que iba a seguir existiendo. Giró sobre sus pies para agradecerle al viejecito, pero este, sin decir una palabra, se había marchado tan misteriosamente como había aparecido. Entonces, el Amor, muy intrigado, fue en busca de la Sabiduría para preguntarle:- ¿Cómo puede ser? Yo no lo conozco y él me salvó... Nadie comprendía que me hubiera quedado sin embarcación, pero él me ayudó, él me salvó y yo ni siquiera se quien es...La Sabiduría lo miró a los ojos un buen rato y dijo:- Él es el único capaz de conseguir que el amor sobreviva cuando el dolor de una perdida le hace creer que es imposible seguir adelante. El único capaz de darle una nueva oportunidad al amor cuando parece extinguirse. El que te salvó, Amor, es el Tiempo.

(Jorge Bucay)

jueves, noviembre 27, 2008

29, el 27


¿Se han parado alguna vez a contar las horas que llevan vividas?, ¿y los minutos? Yo acabo de hacerlo y hoy suman 254.232 horas, o lo que es lo mismo, 15.253.920 minutos. De estos quince millones largos, el reloj que preside este post ha marcado los últimos 527.040 en mi muñeca izquierda.

Los primeros que marcó cronometaron la decadencia, la pérdida de papeles total, el tocar fondo en definitiva. Pasados esos primitivos momentos le tocó contar unos días inciertos, muy duros; unos minutos en los que, como dice la canción de Amaral y Moby, sientes por dentro que todo se va; culminado con la escena en la quinta planta de la discoteca más grande de Madrid, abrazado a un fiel escudero.

Por suerte en esos primeros días de vida en mi muñeca también marcó el nacimiento de mi "sobri" Bollullo, felicidad y motivo de orgullo de todo un grupo de Muchachos, y que tras unos meses dificilillos ahora está recuperado y espectante ante lo que será una vida apasionante.

Sin saberlo ni él ni su dueño, estaba presente en el momento en el que me subí a aquella montaña rusa tan comentada en otros post. Si hubiera sido infiel a mis encabezamientos, este post se hubiera titulado "Un año en la Montaña Rusa". ¿Y qué he sentido allí tanto tiempo? La respuesta es vértigo, dolor, naúseas, risas, llanto, felicidad, impotencia, rabia y diversión a partes iguales. Ese descontrol controlado sobre mis actos y sentimientos, ese subir sin llegar a la cumbre, ese bajar sin llegar abajo del todo, es lo que ha hecho especial a este último año, y al llamarlo especial no quiero decir que haya sido ni bueno ni malo, es lo que tocó y es con lo que hubo que lidiar a base de capotazos de mejor o peor manera, pero siempre con estilo y casi siempre con una sonrisa en los labios, aunque por dentro no se estuviera igual.

Pero bueno, creo que hoy es un buen momento para cerrar una página definitivamente, seguir mis propios consejos, celebrar los "veintitodos" y disfrutar con lo que vendrá y con lo bueno de este último año, que también ha habido. Como la aparición de dos personas que tienen pinta de que van a ser muy especiales o como aquella cena del undécimo "17-O", nuestra mejor cena y noche, consumida al ritmo de dos magníficos "Montecristos" cortesía del escudero antes mencionado. Y hablando de puros, no quiero dejar pasar el placer condensado en 192 mm. de longitud y 15,08 mm de diámetro que supuso aquel "Cohiba Lancero" jerezano y aquellas dos horas, marcadas por el mismo reloj del que antes hablaba, que tardé en finiquitarlo y saborearlo.

Un año consumido al ritmo de excelentes habanos, saboreando la cantidad de éxitos en el deporte, disfrutando de buena música en directo y curando cicatrices, como ha quedado constancia en anteriores artículos.

Y de regalos, ¿cuando hablamos?. Lo haré al contrario de lo normalizado y mañana les dejo el mío para ustedes. GRACIAS.

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jueves, noviembre 06, 2008

"Pinturicchio"


Está a un paso de cumplir los 34, la mayoría de los de su generación están retirados, algunos más jóvenes que él están dando sombra al botijo. Pero Alex Del Piero sigue haciendo fantasía cuando se calza unas botas de fútbol y se pertrecha con la zamarra bianconera de la Vecchia Signora. Ha perdido la velocidad y el fondo físico, pero parece que a medida que ha perdido estas cualidades ha ido ganando otras como elegancia, capacidad de liderazgo, clase y precisión.

El sólo se ha bastado para dejar en cueros al todopoderoso Real Madrid en dos encuentros en los que goleó por partida triple. Tres goles repletos de precisión, de Fantasiasta, de auténtico crack mundial.

Enclaustrado en la castrante Liga italiana, Del Piero recogió muy pronto, con apenas 19 años, el testigo dejado por otros dos inmensos peloteros, Roberto Baggio y Gianfranco Zola.

Junto con Zidane, en mi opinión, ha sido el futbolista europeo con más clase y talento de los últimos 15 años, y lo mejor es que parece que aún le queda cuerda para rato, cosa que agradecemos los que siempre hemos preferido la calidad a la cantidad (el jamón al chopped, vamos). Poquito y muy bueno en las grandes citas parece ser la máxima de Pinturicchio.

Campeón del Mundo, Campeón de la Champions, una Intercontinental y cinco scudettos adornan su palmarés. Su inmensa clase nunca fue merecedora de un Balón de Oro, ¡ni puñetera falta que hace!, tiene el reconocimiento de todo el mundo del fútbol como también otros olvidados por los franceses de la Pelota Dorada como Paolo Maldini, Franco Baresi o el mismísimo Raúl, precisamente por esto y por el amor y la fidelidad a sus colores (no abandonó el barco juventino ni en la Serie B) la comparación es inevitable con el gran capitán blanco, pero hay que ver lo distinto que han envejecido ambos...

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martes, noviembre 04, 2008

La Tanketa


Hace unos tres años asistí en la cabina de prensa al partido de baloncesto que disputaban el Alta Gestión Fuenlabrada y al FC Barcelona. Al terminar, mi socio Pedro me coló en las entrañas del Pabellón Fernando Martín y después de cruzarme con las figuras imponentes de Dusko Ivanovic y la Bomba Navarro, apareció un chaval con pelos largos y un poco pasado de peso cargando las maletas del resto del equipo, ¡mira es el hermano de Gasol! gritaba la chavalería.

Efectivamente aún se le conocía como el hermano del gran Pau, pero poco después se proclamaría Campeón del Mundo, subcampeón de europa y olímpico y ejercería un dominio aplastante en la ACB en su etapa en Girona. Un dominio que en España no se conocía probablemente desde el descomunal Arvydas Sabonis.
Este año Marc Gasol ha cruzado el charco hacia la mejor liga del mundo, la NBA; el destino, Memphis, le resultaba familiar, pues allí pasó su adolescencia acompañando los primeros años de su hermano mayor.

Unicamente cuatro partidos le han bastado a la Tanketa para demostrar el inmenso jugador que es. En su primer partido firmó el mejor debut de un español en la NBA, 12 puntos y 12 rebotes saliendo de titular. Y anoche simplemente se salió, anotó 27 puntos y capturó 16 rebotes en una actuación descomunal, mostrándole a todo el mundo quién es el hermano de Pau.

Y antes de que siga realizando actuaciones como ésta, y para que no me acusen de ventajista, dejaré por escrito la apuesta que lancé a mi amigo Pedro antes de que comenzara la liga regular, "Marc Gasol va a ser rookie del año", de esto no me cabe ninguna duda y me apuesto una cena con cualquiera que quiera apuntarse. Estoy tan seguro de ésto como Trecet lo está de que Iverson no hará ganar un anillo a Detroit: "Me como un sombrero si Iverson consigue el anillo".

Pau es probablemente el mejor jugador de baloncesto de la historia de España por calidad y fundamentos del juego, pero eso a menudo no es suficiente y hay que ser una fuerza de la naturaleza y arrasar con todo como lo es su hermano Marc, a cojones no le gana nadie.

Una última cuestión, ¿están ustedes seguros de que de aqui a un tiempo no se conocerá a Pau como el hermano de Marc? Yo tengo mis dudas, no obstante seguiré atento a los dos, pero siempre con un ojo bien puesto en la Tanketa más arrolladora.

(De Tanketa a TANKETA, salvando la descomunal distancia)

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